Barney el dinosaurio se sacó la careta
-la cabeza en realidad-
en el baño del estacionamiento
y mi hija se dio cuenta demasiado rápido
del truco sucio de la magia cotidiana
Después caminamos por las mismas
calles de siempre,
tomados de la mano,
sin hablar.
Mi hija y yo
Ella saluda a los maniquies
que venden los judios
rojas, verdes, blancos
Frío me dice...
quiere decirme que tienen frío
están desnudos, su plástico al descubierto
Estamos desnudos aquí los dos
mi hija y yo
caminando por la vereda
Ella entrando en la magia despacio
y yo saliendo de allí sin retorno
Poema extraido de La Porquería, número 0 del año 0 de un fanzine que se declara lleno de ausencias, entregado un viernes muy muy tarde en el ciclo Maldita Ginebra.
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