lunes, 23 de enero de 2012

Oliverio Girondo














Llorar a lágrima viva...


Llorar a lágrima viva.
Llorar a chorros.
Llorar la digestión.
Llorar el sueño.
Llorar ante las puertas y los puertos.
Llorar de amabilidad y de amarillo.
Abrir las canillas,
las compuertas del llanto.
Empaparnos el alma, la camiseta.
Inundar las veredas y los paseos,
y salvarnos, a nado, de nuestro llanto.
Asistir a los cursos de antropología, llorando.
Festejar los cumpleaños familiares, llorando.
Atravesar el África, llorando.
Llorar como un cacuy, como un cocodrilo...
si es verdad que los cacuíes y los cocodrilos
no dejan nunca de llorar.
Llorarlo todo, pero llorarlo bien.
Llorarlo con la nariz, con las rodillas.
Llorarlo por el ombligo, por la boca.
Llorar de amor, de hastío, de alegría.
Llorar de frac, de flato, de flacura.
Llorar improvisando, de memoria.
¡Llorar todo el insomnio y todo el día!


* * * * * * * * * * * * * * *


Poema 12

Se miran, se presienten, se desean,
se acarician, se besan, se desnudan,
se respiran, se acuestan, se olfatean,
se penetran, se chupan, se demudan,
se adormecen, se despiertan, se iluminan,
se codician, se palpan, se fascinan,
se mastican, se gustan, se babean,
se confunden, se acoplan, se disgregan,
se aletargan, fallecen, se reintegran,
se distienden, se enarcan, se menean,
se retuercen, se estiran, se caldean,
se estrangulan, se aprietan se estremecen,
se tantean, se juntan, desfallecen,
se repelen, se enervan, se apetecen,
se acometen, se enlazan, se entrechocan,
se agazapan, se apresan, se dislocan,
se perforan, se incrustan, se acribillan,
se remachan, se injertan, se atornillan,
se desmayan, reviven, resplandecen,
se contemplan, se inflaman, se enloquecen,
se derriten, se sueldan, se calcinan,
se desgarran, se muerden, se asesinan,
resucitan, se buscan, se refriegan,
se rehuyen, se evaden, y se entregan.


* * * * * * * * * * * * * * *


No se me importa un pito que las mujeres
tengan los senos como magnolias o como pasas de higo;
un cutis de durazno o de papel de lija.
Le doy una importancia igual a cero,
al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco
o con un aliento insecticida.
Soy perfectamente capaz de sorportarles
una nariz que sacaría el primer premio
en una exposición de zanahorias;
¡pero eso sí! -y en esto soy irreductible- no les perdono,
bajo ningún pretexto, que no sepan volar.
Si no saben volar ¡pierden el tiempo las que pretendan seducirme!
Ésta fue -y no otra- la razón de que me enamorase,
tan locamente, de María Luisa.
¿Qué me importaban sus labios por entregas y sus encelos sulfurosos?
¿Qué me importaban sus extremidades de palmípedo
y sus miradas de pronóstico reservado?
¡María Luisa era una verdadera pluma!
Desde el amanecer volaba del dormitorio a la cocina,
volaba del comedor a la despensa.
Volando me preparaba el baño, la camisa.
Volando realizaba sus compras, sus quehaceres...
¡Con qué impaciencia yo esperaba que volviese, volando,
de algún paseo por los alrededores!
Allí lejos, perdido entre las nubes, un puntito rosado.
"¡María Luisa! ¡María Luisa!"... y a los pocos segundos,
ya me abrazaba con sus piernas de pluma,
para llevarme, volando, a cualquier parte.
Durante kilómetros de silencio planeábamos una caricia
que nos aproximaba al paraíso;
durante horas enteras nos anidábamos en una nube,
como dos ángeles, y de repente,
en tirabuzón, en hoja muerta,
el aterrizaje forzoso de un espasmo.
¡Qué delicia la de tener una mujer tan ligera...,
aunque nos haga ver, de vez en cuando, las estrellas!
¡Que voluptuosidad la de pasarse los días entre las nubes...
la de pasarse las noches de un solo vuelo!
Después de conocer una mujer etérea,
¿puede brindarnos alguna clase de atractivos una mujer terrestre?
¿Verdad que no hay diferencia sustancial
entre vivir con una vaca o con una mujer
que tenga las nalgas a setenta y ocho centímetros del suelo?
Yo, por lo menos, soy incapaz de comprender
la seducción de una mujer pedestre,
y por más empeño que ponga en concebirlo,
no me es posible ni tan siquiera imaginar
que pueda hacerse el amor más que volando.

viernes, 20 de enero de 2012

Mujeres en el asfalto caliente: música y poesía


En el asfalto caliente del verano 2012, buscamos abrir un espacio para las mujeres y la

diversidad, que subleve el sentido de lo Normal.

*Se proyecataràn videos breves en relaciòn a diferentes problemàticas que atraviesan a las

mujeres o en torno a la diverdiad de todo gènero.


En La Ratonera Cultural.

Corrientes 5552.

Entrada: 25$ o 2x40$
22hs.

jueves, 12 de enero de 2012

Omar Musa




SEGUÍ TOCANDO

Esto es una advertencia para todos.

El mañana no es tu amigo.

El mañana es un visitante para cuya llegada no estás preparado,
cuyos cambios de ánimo no podés anticipar.
No los podés anticipar porque nunca sabés
si va a llegar a tu puerta trayendo flores o un arma,
pero sabés que está todo el tiempo acercándose.

Esto es una advertencia.

Nunca dejes que se consuma el fuego de la lámpara.
Nunca dejes de hacer tu música, incluso si el disco está rayado,
la aguja quebrada y el micrófono desconectado-
seguí tocando.

Incluso cuando estés parado mirando los amenazantes arrecifes,
donde los corales parecen hechos de cuchillas y navajas,
donde el cielo apenas brilla con una luz de carbón
encima de los tiburones y los intermitentes cardúmenes,
donde te movés entre mareas de información
(algunas correctas, otras erróneas, otras sencillamente dementes)
olas de opinión tan potentes que amenazan con ahogarte-
seguí tocando.

Incluso cuando sientas que la amistad es un campo de batalla
donde la brisa está cargada de ego y desconfianza,
donde el afilado sol se oscurece
por un billón de flechas que cantan con la claridad de los pájaros,
donde intercambiamos palabras encendidas en bares y autos recalentados,
donde sentimos que somos lo que queda de los naufragios
de los ideales abandonados-
seguí tocando.

Incluso cuando las respuestas negativas se apilen como pirámides
y te digan que no tenés talento
y que nadie quiere escuchar a un rapero de un pueblo chico de Australia
y que ninguna radio va a poner tu música
y gritás y gritás y nadie te escucha-
seguí tocando.

Pero no estoy seguro de por qué deberíamos,
cuando claramente las posibilidades apuntan en contra nuestra.
Porque sé que el corazón de los hombres
es un pastizal donde florece la oscuridad.

Todo lo que sé es que tengo suerte de estar acá
y que algún día, pronto, este hombre de pasión y lujuria
va a ser polvo y cenizas.
Y que voy a esparcirme de vuelta en el suelo del que salí
y que no quiero que mi último suspiro sea un lamento.
Quiero poder decir que salté del acantilado cuando fue necesario,
que bebí del cáliz cuando me lo pasaron.
Que incluso cuando el disco estaba rayado,
la aguja quebrada y el micrófono desconectado-
seguí tocando.

Esto es un advertencia para todos.
El mañana no es tu amigo.
Así que nunca dejes que el fuego de tu lámpara se consuma.
Porque nunca sabés
cuándo podría terminar hoy.


Versión de Tom Maver


Versión original en inglés en el genial blog www.hastadondellegalavoz.blogspot.com

lunes, 9 de enero de 2012

Daniela Camozzi


fugacidad

si toda dicha es fugaz
que este pelo revuelto en tu mano
el recorrido de los dedos
por el borde de tu omóplato
que este desbande en el centro de mi cuerpo
esta fosforescencia
se sostenga un segundo más
que todavía no se apague


talismán

cuando simón detecta
que sigilosa me pongo
la cartera al hombro
para irme de su casa
después de haber jugado
a viajar a otros planetas
me grita “tida no te vayas”
y ahí yo le digo
mientras le acaricio la frente
que es hora de dormir

él se da vuelta
y me pregunta hablando
por su celular fluorescente
“hola tida ya te vas?
bueno, pero volvé mañana”

al otro día
mi hermana me llama
a mi celular de verdad
para contarme que simón
la notó muy triste
y concluyó: “mamá,
estamos tristes”
“¿por qué hijo?”
le preguntó ella
con su voz
de hablarle a simón
y con sus ojos
de mirar a simón

“estamos tristes porque
no está la tida”

y yo que voy por la calle
cargada de paquetes
haciendo malabares
me empiezo a reír
con esa risa que me sale
cuando no quiero
y resquebraja
toda la armadura

espero un rato y
la idea aparece:
armar con su voz
y con sus ojos
un talismán fluorescente
un talismán luminoso
lleno de cascabeles

Daniela Camozzi (1969 - Haedo, Provincia de Buenos Aires)
Inéditos


Fuente: muchachodeloshelados.blogspot.com

viernes, 6 de enero de 2012

Sebastián Realini: este sábado en Bueno Zaire

XXI - Una perra

un perro que se da cuenta que es perro deja de serlo.

Martín Gambarotta

Una perra

con un tumor

en una de sus tetitas

no sabe quién es la muerte

o qué es...

o sea

no de negro, no mi duelo, no le duele

¿no le duele?

Sus ojos son

un souvenir hasta la esquina,

souvenir

que en realidad se va yendo;

camino hasta llegar

devuelvo el envase

la miro

arrastrarse pegada

contra la pared;

se me escapa: Heineken.

Prosigo,

vuelvo,

la perra está muerta,

cuánto pasó

por qué ahora

por qué la perra

y por qué yo

como paisaje postal...

la perra está muerta

la perra está muerta

la perra está muerta

y la cerveza

caliente;

los dos a la final

(decía Silvio)

los dos a la heladera

Por favor

no su infierno de canas

no su hocico

no su granja de pulgas

no su miedo

no su queja

no mi perra.

Domingo

6 de la tarde,

es todo lo que sé de sociología.

Mi perra está muerta

mi perra está muerta

mi perra está muerta

y la cerveza

caliente;

los dos a la final

los dos a la final

los dos a la final

los dos a la heladera,

los tres.


XX - Ser


La cabeza en la cabecera

las piernas entumecidas

la boca

seca;

escaras, a por venir.

Su novia lo dejó

atado a la cama,

se fue

luego de esa perversión

de látex color sepia.

Ella

antes de partir

le dejó:

el msn

el fotolog

el blogger

el Hi5

el twitter

el myspace

el sónico

el flickr

el technorati

el facebook

el fotolog, pero de Terra

y el mail, obvio,

todo abierto

(a veces somos

todo eso).

El monitor frente a sus ojos

las ansias en el teclado

la canilla del bidet

abierta

la puerta cerrada

la botella de whisky,

sólo la botella,

las ganas sobre la cama

Ya se fue

hace tres semanas

(ella siempre se va).

Luego de otra semana más

él logra liberarse / se recupera / olvida.

Todavía no lo sabe,

pero él sigue sufriendo.

Cuando se dé cuenta

no va a saber el por qué.



XVIII – Preocupación

A Lautaro (compañero de trabajo) y a René Favaloro

Lo ví preocupado, más de lo habitual

contando que su tío

había sufrido un infarto.

Cuando fue al médico por un control

su tío se enteró

que aquel leve dolorcito en el pecho,

la paralización momentánea de su brazo izquierdo

y el otrora sudor frío

no eran más que eso,

aquello.

Para que su tío se quedase tranquilo

el médico, en términos, le explicó:

que la cicatriz en ese músculo

iba a quedar para siempre,

que eso no se regenera

y que ahora llevaba dentro suyo

1/4 de corazón muerto.

Mi compañero de laburo

al momento de contarme esto,

más nervioso de lo que siempre;

no lo podía ver así,

y para tranquilizarlo

le dije que lo peor ya había pasado,

que ahora sólo restaban análisis de rutina,

que ya todo estaba bien,

y que para que tuviera una idea,

le pedí por favor que se diera cuenta...

Lautaro:

todos los días, todo el tiempo

están muriendo cosas dentro nuestro.





X – Arcade

El amor es

como cuando vas a Sacoa

y siempre terminás gastando

más fichines de los que pensabas

para llegarle a la final

a ese jueguito de moda.

“... nuestro amor

fue desde siempre

un niño muerto...”

dice Benedetti.

Una relación a lo boomerang

pero con ganas de más

y al momento estaba todo bien, otra vez.

Salimos un viernes

y el sábado a la noche:

yo llegaba, vos venías,

pedimos delivery, compramos Coca,

miramos TVR, conversaciones,

y otra vez,

el GAME OVER.

Cuando me cansé

de todo lo nuestro

no te importó el que yo me fuera,

sino quién

iba a pagar las empanadas.


XXX - Estrofa (s)

Si mis versos mueren en las palabras

maldita euforia desparramada,

serás esclava en la ocasión

que ya no cesa, que ya no para

asumo renunciarás de la estrofa vacía

para sentarte junto a la palabra

si este parafraseo turbio

donde según dicen no queda nada

muere pronta e inciertamente

en cinco o seis versos de agonía

siete.



Sebastián Realini. Nació en Buenos Aires el 10 de julio de 1982. Publicó Piedra Abismal (2007) e Inédito Inaudito (2008) de manera independiente bajo el sello Ediciones de las Palabras. El primero fue reeditado en 2008 por Editorial CILC (Casi Incendio La Casa). A mediados de 2009 publica La Felicidad (CILC).