XXI - Una perra
un perro que se da cuenta que es perro deja de serlo.
Martín Gambarotta
Una perra
con un tumor
en una de sus tetitas
no sabe quién es la muerte
o qué es...
o sea
no de negro, no mi duelo, no le duele
¿no le duele?
Sus ojos son
un souvenir hasta la esquina,
souvenir
que en realidad se va yendo;
camino hasta llegar
devuelvo el envase
la miro
arrastrarse pegada
contra la pared;
se me escapa: Heineken.
Prosigo,
vuelvo,
la perra está muerta,
cuánto pasó
por qué ahora
por qué la perra
y por qué yo
como paisaje postal...
la perra está muerta
la perra está muerta
la perra está muerta
y la cerveza
caliente;
los dos a la final
(decía Silvio)
los dos a la heladera
Por favor
no su infierno de canas
no su hocico
no su granja de pulgas
no su miedo
no su queja
no mi perra.
Domingo
6 de la tarde,
es todo lo que sé de sociología.
Mi perra está muerta
mi perra está muerta
mi perra está muerta
y la cerveza
caliente;
los dos a la final
los dos a la final
los dos a la final
los dos a la heladera,
los tres.
XX - Ser
La cabeza en la cabecera
las piernas entumecidas
la boca
seca;
escaras, a por venir.
Su novia lo dejó
atado a la cama,
se fue
luego de esa perversión
de látex color sepia.
Ella
antes de partir
le dejó:
el msn
el fotolog
el blogger
el Hi5
el twitter
el myspace
el sónico
el flickr
el technorati
el facebook
el fotolog, pero de Terra
y el mail, obvio,
todo abierto
(a veces somos
todo eso).
El monitor frente a sus ojos
las ansias en el teclado
la canilla del bidet
abierta
la puerta cerrada
la botella de whisky,
sólo la botella,
las ganas sobre la cama
Ya se fue
hace tres semanas
(ella siempre se va).
Luego de otra semana más
él logra liberarse / se recupera / olvida.
Todavía no lo sabe,
pero él sigue sufriendo.
Cuando se dé cuenta
no va a saber el por qué.
XVIII – Preocupación
A Lautaro (compañero de trabajo) y a René Favaloro
Lo ví preocupado, más de lo habitual
contando que su tío
había sufrido un infarto.
Cuando fue al médico por un control
su tío se enteró
que aquel leve dolorcito en el pecho,
la paralización momentánea de su brazo izquierdo
y el otrora sudor frío
no eran más que eso,
aquello.
Para que su tío se quedase tranquilo
el médico, en términos, le explicó:
que la cicatriz en ese músculo
iba a quedar para siempre,
que eso no se regenera
y que ahora llevaba dentro suyo
1/4 de corazón muerto.
Mi compañero de laburo
al momento de contarme esto,
más nervioso de lo que siempre;
no lo podía ver así,
y para tranquilizarlo
le dije que lo peor ya había pasado,
que ahora sólo restaban análisis de rutina,
que ya todo estaba bien,
y que para que tuviera una idea,
le pedí por favor que se diera cuenta...
Lautaro:
todos los días, todo el tiempo
están muriendo cosas dentro nuestro.
X – Arcade
El amor es
como cuando vas a Sacoa
y siempre terminás gastando
más fichines de los que pensabas
para llegarle a la final
a ese jueguito de moda.
“... nuestro amor
fue desde siempre
un niño muerto...”
dice Benedetti.
Una relación a lo boomerang
pero con ganas de más
y al momento estaba todo bien, otra vez.
Salimos un viernes
y el sábado a la noche:
yo llegaba, vos venías,
pedimos delivery, compramos Coca,
miramos TVR, conversaciones,
y otra vez,
el GAME OVER.
Cuando me cansé
de todo lo nuestro
no te importó el que yo me fuera,
sino quién
iba a pagar las empanadas.
XXX - Estrofa (s)
Si mis versos mueren en las palabras
maldita euforia desparramada,
serás esclava en la ocasión
que ya no cesa, que ya no para
asumo renunciarás de la estrofa vacía
para sentarte junto a la palabra
si este parafraseo turbio
donde según dicen no queda nada
muere pronta e inciertamente
en cinco o seis versos de agonía
siete.
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