(el texto que sigue fue publicado por la gente de Conjugando Saberes: reflexiones colectivas sobre el devenir de los cuerpos; tal y como señalan en su revista, Conjugando Saberes es un grupo de formación y práctica política que se propone reflexionar y construir a partir de la discusión en torno a cuestiones tales como ¿qué es un cuerpo?, ¿qué es la vida?. Este colectivo forma parte de una militancia que pretende poder generar actos que modifiquen lo tan naturalizado-cotidiano // lo que sigue entonces forma parte de un conjunto mucho más amplio de textos que trabajaron sobre la cuestión del cuerpo, aprovecho la ocasión para difundirlo con una serie de correcciones que lo vuelven un poco más perdonable)
1. Existe una metáfora muy extendida en el discurso científico, una metáfora solidificada y firme hasta el punto de volverse una verdad -aparentemente- irrefutable, la obviedad total: el cuerpo es una máquina. Y sin embargo, a mi me resulta un poquito sospechosa toda esa maquinaria.
2. Habría que ver desde cuándo se piensa el cuerpo tal y como ahora. Supongo, adivino que a partir del Renacimiento empieza a pensárselo en términos de engranajes, o mejor aún, en términos cloacales. El cuerpo entendido como conductos, como avenidas subterráneas, oscuros fluídos que en su devenir dan cuenta de una escritura científica.
3. Es decir, si el cuerpo fue lo contrario del alma durante gran parte de la historia occidental y cristiana, en determinado momento comienza a predominar otra lectura, una lectura aséptica, objetiva: el cuerpo es lo que es, y no hay dios que valga. Pero en cierta forma un nuevo tipo de dios continúa latiendo en cada uno de sus poros. Es demasiado fácil caer en el encantamiento del positivismo, un discurso que se niega como tal y dice "esto es lo real".
4. El cuerpo, en tanto objeto de estudio, es creado por la mirada del investigador. El secreto del cuerpo no se devela, se inventa. Tomado como ficción, como mito, me siento más cómodo, y desde aquí elijo entonces otras opciones: el cuerpo parece darle cierta unidad al yo, yo soy mi cuerpo, y gozo y disfruto por su intermediación. Pero tampoco le creo ciegamente a esta lectura. Yo soy muchas cosas, y mi cuerpo, el cuerpo, no las contiene todas: también resulta problematizable aquello de que el cuerpo es una fiesta...pero es sábado a la noche, y la verdad no tengo ganas de seguir pensando. Prefiero esta versión, total, yo no estudio medicina y llegada la madrugada, casi casi no existo.
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