jueves, 31 de mayo de 2012

Jorge Nuñez



BITÁCORA 

aunque mi derrotero no haya sido heroico
y de hecho no conozca más que
estas cuatro paredes
así y todo aprendí
a guiarme con las estrellas
a dormir atado para no perder el rumbo
la barba helada
cerca de los témpanos del sur

resulta sorprendente la distancia
el fragor de aquellas noches en la cubierta
oscilante y resbalosa
y las rémoras volcadas por la borda
que siguen pesándome
aún desde el fondo del mar
como si todo itinerario
estuviera hecho de renuncias

lo cierto es que llegu;e al punto
de querer inventar un puente
o una persona a quien mirar a los ojos...
(tarde o temprano todos escribimos
desde un lugar remoto
con la sola esperanza de que alguien
se acerque a rescatarnos)

sobreviví con lo que tenía a mano
mi idea fue verter en la botella el mar
y su inclemencia
asegurar una tapa hermética
y lanzarla con toda mi fuerza
para quedarme viendo
cómo se perdía en el horizonte

* * * * * * * 

CORAZONADA 

es el alrededor que busca
la guarida de un cuerpo
cuando viene tormenta
y son los perros
que ni tomaron agua por seguir
un rastro distinto
al de los huesos derrumbados
de siempre

vayámonos
ahora que el viento empuja desde adentro
y algo más quiere tirar de este trineo
salgamos del plan y del pellejo
no alcanza con no robar
y mantenernos calientes
ningún espíritu debería
devolverse intacto

buscadores de tesoros
arriesgan
a llegar más allá de la tierra de tornados
donde el agua cae sobre el agua
y los perros vuelven a jugar

Del muy recomendable libro La Administración del Fuego (2012)

lunes, 21 de mayo de 2012

La Pared (Irene Gruss)

invita a Ud. a la presentación de

LA PARED, un libro de IRENE GRUSS


*****

Fecha: Jueves 24 de Mayo de 2012

Hora: 19.30

Lugar: Casa de la Lectura (lavalleja 924 - Capital Federal)


·         Con la participación de Osvaldo Bossi y Martín Maigua, en diálogo con la autora.


·         Lectura a cargo de Irene Gruss

·         Brindis



Sobre el libro 

La pared es el noveno título que presenta Editorial Nudista dentro de su catálogo. Poemas que nacen de una voz contundente y reveladora, quien se para frente a lo impenetrable y le habla, dialoga con su silencio. Jorge Aulicino escribe en el prólogo: “Si se debiera acudir al epítome de la poesía nacida en los setenta en Buenos Aires y de su despliegue, habría que leer, entre unas pocas opciones, la poesía de Irene Gruss. Antes de la guerra, fue poesía de posguerra. Allí se habló y se habla de las cosas en su espíritu, más que del espíritu de las cosas. Todo es aquí azar convertido en convencimiento”.




“Hay quien escribe poemas

en un muro y luego se despide, tira

la carbonilla a un lado.

Lo mío es hablarle siempre a la pared,

antes que la derrumbe un fuego

o el tiempo simple.



Ah, ilusa,

empecinada en atender lo que calla,

lo que dice”.


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Acerca de la autora 

Irene Gruss es argentina, nacida Buenos Aires, en 1950. Integró las redacciones de las revistas literarias El escarabajo de oro, El ornitorrinco, El juguete rabioso; asimismo, colaboró en distintas revistas literarias como El lagrimal trifulca (Rosario, Santa Fe), Crisis, Diario de Poesía, La danza del ratón, Plural (México), etc. Poemas suyos han sido publicados también en distintos medios como La Opinión, Tiempo argentino, Clarín, La Nación, La Capital de Rosario, El Litoral (Santa Fe) y otros en Tucumán, Santa Fe, San Luis, Chubut, Neuquén, etc. Publicó La luz en la ventana (Ed. El escarabajo de oro, 1982); El mundo incompleto (Ed. Libros de Tierra Firme, 1987); La calma (Ed. Libros de Tierra Firme, 1991); Sobre el asma (edición de la autora, 1995); Solo de contralto (Ed. Galerna, 1998); En el brillo de uno en el vidrio de uno (Ed. La Bohemia, 2000); La dicha (bajo la luna editorial, 2004), todos ellos, género poesía. La nouvelle Una letra familiar (2007) y la obra poética reunida La mitad de la verdad (2008) también fueron publicadas por bajo la luna editorial. La antología Poetas argentinas (1940-1960), recopilación, selección y prólogo de la autora, guarda el sello de Ediciones del Dock, 2006.

Recibió, en 1975, el Primer Premio a obra inédita otorgado por la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires y, en 1986, el primer premio en el concurso auspiciado por la Biblioteca Cornelio Saavedra. Coordina talleres y clínicas de poesía desde 1986; bajo el auspicio del Fondo Nacional de las Artes, ha dictado talleres en distintas provincias del país, como Tierra del Fuego, Río Negro, Chubut, Santiago del Estero, Corrientes y Entre Ríos. Desde 1986, también ejerce el oficio de correctora y productora editorial.

Actualmente, edita los blogs elmundoincompleto.blogspot.com (el mundo incompleto) y lamitadelaverdad.blogspot.com (casta diva). Le hablo a la pared.

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Nudista es un proyecto editorial y de producción cultural, autogestionado, que nació en Córdoba en junio del 2010. Hasta el presente ha publicado los títulos: Despiértenme cuando sea de noche (cuentos – Fabio Martinez), 1027 (poemas – Eloísa Oliva), El mundo no es más que eso (poemas – Martín Maigua), Vida en Común (poemas - Pablo Natale), Casa de Viento (poemas – Osvaldo Bossi), Newton y yo (poemas – Marcelo Daniel Díaz), Cielos de Córdoba (novela – Federico Falco) y Unos días en Córdoba (crítica – Juan Terranova). Además, produce el ciclo de encuentros literarios llamados lecturas Q. Más información en www.editorialnudista.com.ar



lunes, 7 de mayo de 2012

Homenaje a Daniel Oblitas


Homenaje a Daniel Oblitas

Leen:
Osvaldo Bossi
Martín Vazquez Grille
Martin Sanchez
Joaquin Oreña

Canta:
Lucila Dominguez

OTRA LLUVIA
Bulnes 640
Almagro

Viernes 11 de Mayo, 20 hs.

jueves, 3 de mayo de 2012

El Pescador


El ruido de los ríos, de Andrés Lewin
(En el aura del Sauce. 2011) 

Según el escritor Eduardo Galeano, quién escribe lo hace para reunir sus retazos. Durante nuestra infancia, la iglesia, la familia y la escuela nos enseñan a divorciar el alma del cuerpo, y también, la razón del corazón. Frente a esto, Galeano nos recuerda a unos pescadores de la costa colombiana quienes, al parecer, inventaron la palabra sentipensante. Esta palabra busca nombrar la verdad completa. El ruido de los ríos bien podría formar parte de este dialecto mítico que soñaron los pescadores colombianos, porque abreva en una forma sentipensante de percibir el mundo. Como dice el epígrafe de Yupanqui, al inicio del libro: lo que adentra la cabeza / de la cabeza se va / lo que adentra el corazón / se queda y no se va más.

Andrés Lewin nació en Buenos Aires en 1978, y éste es su primer libro. Desde El ruido de los ríos, a partir de su título incluso, podemos pensar que la figura del poeta asume la máscara de un pescador. Se trata, creo, de un pescador tranquilo, sentado a la vera de su propio afluente emocional y en plena celebración; lo que hacemos al leerlo es escuchar su silbido, su canción atónita. ¿Y qué celebra ese ruido? No quiere alabar lo excelso sino más bien lo incompleto, un modo de ser imperfecto que tiene -si observamos con atención- todo lo que realmente existe; en El ruido lo imperfecto emerge con parsimonia, refulgente en su pequeñez, como en estos versos del poema “El artesano”:

Ángel estrella
se rasca la espalda.

Le duelen
las cicatrices heredadas

resabios 
de un legado de derrotas.

No se resigna
Escapa.

Como toda estrella
se sabe sólo un punto

pequeño
muy pequeño.

Pero el brillo
esa es su revancha.

A partir del cauce que van configurando los versos, es posible escuchar el rumor de un continuo anhelo: una sed de reconciliación. Hay brillo, y también revancha: el yo lírico aparece como una voz pausada, eminentemente oral, que desea redimir de su nimiedad a los curiosos personajes para quienes canta sus poemas. Y llega, en esta especie de búsqueda inmóvil, en esta pesca de personajes y redenciones, a gestar un pueblo entero, un pueblo con Tadeos y con Aúnesposible, con Trankipankis y Jacintos, con Ángeles Estrellas, amparados bajo el aura de su eco indulgente. 

Hay quien busca en un río la compasión y la compañía de un espejo. De alguna forma, en El ruido de los ríos los personajes que el autor rescata se asemejan también a ciertos lectores de poesía, o mejor aún, a cierto modo de acercarse al género: la poesía para quien la lee como el amparo del eco indulgente. Aunque sea terrible el subject, como por ejemplo en el drama y los chirriantes estertores de ese artefacto imposible que es la familia, a la manera de Sharon Olds, ó incluso en los poemas malditos de Lautremont; los leemos -entre otras cuestiones- porque nos sentimos menos solos. Cierto modo de acercarse a la poesía me hace acordar a las voces de este libro, y también a aquel capítulo de Band of Brothers: we stay alone together

También, podemos pensar El ruido como una imagen. Habría que imaginar en primera instancia un cuaderno, un viejo cuaderno de notas. En él, Figuras, paisajes de libreta personal, reunidas un poco azarosamente, dibujadas a los fines de un rescate emotivo. Escribo esto y me viene en mente Ricoeur, cuando hablaba de Lo Dicho en el decir. Ricouer sugería una forma de la memoria, que es también una forma de escritura: como si todo lo que ocurriese alrededor nuestro no hiciera más que desbordarnos, una y otra vez, y nosotros, de ese enorme continuum que nos supera -cada cosa que vemos ó escuchamos, incluso las más superfluas: el decir, incesante- no pudiésemos sino elegir algunos pocos fragmentos, que aparecen resaltados, fluorescentes en nuestra memoria, justamente Lo Dicho del decir. El ruido son esos fragmentos dispuestos en clave poética y a la vez la chance de espiar ese cuaderno de bosquejos, de imágenes garabateadas. En este caso en particular, lo que para otros puede ser un mero ruido, una nimiedad más o menos insignificante, en El ruido surge en cambio celebrado y enaltecido, ocupando el centro de la escena. Como si nadie se ocupase de esos personajes, esas voces que el libro bosqueja y protege del olvido. El libro remixa la selección cotidiana, que suele excluir a los Jacintos y Tadeos. 

En definitiva y a la larga, en El ruido de los ríos un pescador se revela como un oculto demiurgo. A la vera de cada poema, el poeta deviene un creador de voces en la orilla, como en aquel verso de Gómez Jattim: Soy un dios en mi pueblo y mi valle / no porque me adoren sino porque yo lo hago. Si el poeta es un pescador, y el pescador un pequeño y piadoso dios, digamos a su vez que este río de los ruidos es una demorada travesía sonora que recorre y nombra a su paso un modo de dibujar y de escuchar, un particular modo de percibir nuestra América Latina.


Patricio Foglia

Reseña aparecida en la recomendable revista virtual "NO RETORNABLE" (http://www.no-retornable.com.ar/v11/nuevo/foglia.html)