Forastero me llaman
porque no tengo
ni un miserable rancho pa´ mis inviernos.
Pude tenerlo, es cierto. Pude tenerlo.
Pero gasté mis cobres con forasteros.
Hermanito del mundo, préstame un libro.
Yo te daré mi copla, que es mi destino.
Dame tu pan, hermano, bebe mi vino,
y sigamos andando por el camino.
El mundo está llenito de forasteros.
Campesinos sin campo, cerros sin indios.
Qué silencio terrible, sobre nosotros.
Forjemos con silencios el alto grito.
Dame tu pan, Hermano. Bebe mi vino.
Y sigamos andando por camino…
Las pampas y las selvas, los minerales,
debieran ser la gracia, nunca el castigo.
Unos son de caoba, otros muy pálidos.
Otros, como mi mano de cobre antiguo.
Dame tu pan, Hermano. Bebe mi vino.
Y sigamos andando por el camino.
Conversaremos siempre. Yo estoy seguro,
allá en los montes altos, junto a los pinos
abajo entre las piedras de los arroyos
y haremos otro mundo para los niños.
Dame tu pan, Hermano. Bebe mi vino.
Y sigamos andando por el camino.
* * * * *
TIEMPO DEL HOMBRE
La
partícula cósmica que navega en mi sangre
es un mundo infinito de fuerzas siderales.
Vino a mi tras un largo camino de milenios
cuando, tal vez, fui arena para los pies del aire.
Luego fui la madera, raíz desesperada.
Hundida en el silencio de un desierto sin agua.
Luego fui caracol, quien sabe donde.
Y los mares me dieron la primera palabra.
Después, la forma humana desplegó sobre el mundo
la universal bandera del músculo y la lágrima.
Y brotó la blasfemia sobre la vieja tierra.
Y el azafrán, y el tilo. La copla y la plegaria.
Entonces vine a América para nacer un Hombre.
Y en mi junté la pampa, la selva y la montaña.
Si un abuelo llanero galopó hasta mi cuna,
otro me dijo historias en su flauta de caña.
Yo no estudio las cosas, ni pretendo entenderlas.
Las desconozco, es cierto, pues ante viví en ellas.
Converso con las hojas en medio de los montes
y me dan su mensaje las raíces secretas.
Y así voy por el mundo, sin edad ni destino.
Al amparo de un cosmos que camina conmigo.
Amo la luz, y el río, y el camino, y la estrella.
Y florezco en guitarras, porque fui la madera.
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