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lunes, 22 de febrero de 2016
Jorge Daniel D´Alessandro
alarma
abro un ojo
y ya es mañana
el despertador no llegó a sonar
y ni falta que hizo
afuera hay tormenta
y en la cocina también.
* * * * *
remolino
entro de lleno
a a tormenta en la cocina
leche al fuego
un desayuno olvidado
promete hervir, goteo
ruidos, truenos
van y vienen de sus bocas
colosales, augurios
de sacarse
los ojos, comerse las entrañas
gritos, vientos que los envuelven
en maraña que crece
uñas sucias
se clavan, arrancan la piel
chocan y alejan
en danza constante
la luz del tubo intermitente
imprime el ritmo
un relámpago
y un soplo
impiadoso ataca las ventanas
tapo mis orejas
las manos no alcanzan
un nudo
cierra mi garganta, el hijo
del aire no respira
la leche hierve
vuelca, inunda, quema
soy la vaca del matadero
que ni dice ni mu
sólo huye
con las tres niñas
del carton de leche
correr, gritar invisible
por encima de ellos, los gigantes
en guerra y el remolino
se agranda
cuando papá
lanzado al cuello
de mamá nos arrastra
a los tres, volamos
con el crucifijo en la pared
con las tazas de la mesa
con agujas de tejer y un carretel
que ientras ascendemos
ascendemos
suelta su hilo de plata
y entra en ella
en él
hasta llegar a mí
tejido el triángulo
la inmensa telaraña
blanca
imperceptible
eterna
nos atrapa
y entonces sí
lloro.
viernes, 5 de febrero de 2016
María Fonseca
La muchacha
Allí sentada en el salón
sostenida por el cuerpo joven
de la muchacha que la cuida
y le acomoda suavemente el vestido
mientras le recuerda al oído
el nombre de cada nieto
que se acerca a saludarla.
A su alrededor la familia celebra
un nuevo cumpleaños
bailan y conversan
también gritan cada tanto
y ella, madre eterna de seis hijos
allí sentada.
* * * * *
Abuelí
Tenía la cara con tablitas
como llamaba Ana a sus arrugas
las manos con pecas
y también tablitas
sus ojos color miel
te mostraban un mundo
lleno de historias.
Era larga y flaca
pero en sus brazos cabían
sus trece nietos
y a cada uno le daba lo suyo
canciones para María
cantos para Ana
algún reto para Julio
que siempre la desafiaba.
Sus ojos color miel
los ojos de Abuelí
los recuerdo siempre
y me encuentro en su mirada.
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