Confianzas
se sienta a la mesa y escribe
«con este poema no tomarás el poder» dice
«con estos versos no harás la Revolución» dice
«ni con miles de versos harás la Revolución» dice
y más: esos versos no han de servirle para
que peones maestros hacheros vivan mejor
coman mejor o él mismo coma viva mejor
ni para enamorar a una le servirán
no ganará plata con ellos
no entrará al cine gratis con ellos
no le darán ropa por ellos
no conseguirá tabaco o vino por ellos
ni papagayos ni bufandas ni barcos
ni toros ni paraguas conseguirá por ellos
si por ellos fuera la lluvia lo mojará
no alcanzará perdón o gracia por ellos
«con este poema no tomarás el poder» dice
«con estos versos no harás la Revolución» dice
«ni con miles de versos harás la Revolución» dice
se sienta a la mesa y escribe
«con estos versos no harás la Revolución» dice
«ni con miles de versos harás la Revolución» dice
y más: esos versos no han de servirle para
que peones maestros hacheros vivan mejor
coman mejor o él mismo coma viva mejor
ni para enamorar a una le servirán
no ganará plata con ellos
no entrará al cine gratis con ellos
no le darán ropa por ellos
no conseguirá tabaco o vino por ellos
ni papagayos ni bufandas ni barcos
ni toros ni paraguas conseguirá por ellos
si por ellos fuera la lluvia lo mojará
no alcanzará perdón o gracia por ellos
«con este poema no tomarás el poder» dice
«con estos versos no harás la Revolución» dice
«ni con miles de versos harás la Revolución» dice
se sienta a la mesa y escribe
Den Haag y el pueblo
ResponderEliminarHoy cuando la sangre derramada
por las calles de los pueblos cobran vida.
Roja es la que nos une en un mismo sentimiento
y también así fluye la música de almas en nuestros cuerpos.
Cubriendo con muchas cruces y banderas
las puertas de mi propia embajada para hacer
himno a los desaparecidos y a los muertos,
hilvanado despacito esto se hace nuestro.
Sí, hoy representamos a los firmantes de la carta
entregada a la embajadora,
que solo con diez minutos de su tiempo
pude ver hacer teatro frente al pueblo.
Y así hace su entrada
el pequeño chofercillo que sin pedir disculpas,
se adentra al pasillo, donde éramos recibidos,
en embajada de la patria,
hoy somos el estandarte del pueblo.
Con voz bien alzada ordena interrumpir
la velada, ya tenían otra cita marcada,
les esperaba el capital,
su voz era la del hombre que la monta.
En esos momentos
Verdonk se cambiaba de puesto
al quedarse en el lugar donde pierde el aliento.
Poco nos duró la alegría del pueblo,
porque este dúo “de colas de dos componentes”,
como si fuera luz que nos ciega,
ella postular quisiera al puesto de dictador.
Así se tejen las historias
así son los acontecimientos
y así no se le miente al pueblo.
Libertad a los presos políticos.