"Lo que hay que aprender de Eliot es la naturaleza de doble filo de la realidad poética: después de un primer encuentro con la poesía como un extraño hecho de la cultura, al paso de los años se logra interiorizarla hasta que se vuelve, como dicen por ahí, una segunda y arraigada naturaleza. Una poesía que originalmente lo rebasa a uno, generando la necesidad de comprender y superar su rareza, al final se vuelve un sendero familiar por dentro, una disposición gracias a la cual la imaginación se abre placenteramente, volviendo la vista hacia los orígenes y la soledad. Este último estado es, por lo tanto, mil veces mejor que el primero, pues la experiencia de la poesía verdaderamente se ahonda y fortalece al revalorarse. Ahora sé, por ejemplo, que me fascinan los versos por el tono de su música, por su temblor de nervios de punta, su tiple en la hélice del oído. Y aun así, soy incapaz de hacer con la voz el sonido físico equivalente de lo que escucho en el oído interno; y la incapacidad de distinguir ese preciso conocimiento, la confianza para afirmar que existe una realidad en la poesía que es indecible y, por eso mismo, mucho más penetrante, esa capacidad y esa confianza se basan en buena medida en una lectura de Eliot."
Nota de Seamus Heaney, traducción de Ezequiel Zaidenwerg.
La nota completa: http:// hablardepoesia.com.ar/numero- 24/t-s-eliot-miercoles-de- ceniza/
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