Me considero un "decidor" de poesía. No sé música pero me dio la sensación de que estaba cantando. No me gusta la palabra declamar; creo que recitar tampoco da en el clavo. Digo poesía; eso hago. Porque me gusta darle una entonación coloquial, quitarle la declamación. Excepto la de Borges, que no se deja decir sin una inspiración levemente épica, más formal. Es hondamente metafísico.
Hay que entender que un poema es una partitura y debe ser interpretada por una voz. Eso te permite devolverle al texto su plenitud sonora. Y descubrir en qué sentido tenía posibilidades musicales, no como cantante, sino por la integración de la voz y la música. Con la tonalidad, con la exploración de los silencios y el trasfondo de la música. Y eso me hizo muy feliz. Parece que, secretamente, el poeta quiere ser músico.
Santiago Kovadloff
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