martes, 25 de noviembre de 2014

Nicolás Dominguez Bedini





NUESTRO PADRE DORMÍA SU ÚLTIMO SUEÑO

No sabíamos aquel domingo al atardecer
cuando íbamos jugando
por la penumbra de los largos pasillos del hospital
hacia la sala de terapia intensiva
que habíamos sido convocados para una despedida.

Éramos pequeños
los familiares y amigos allí reunidos
proyectaban en sus ojos
la orfandad que se nos avecinaba de por vida.
Pero era así, y no había manera de explicarlo.
Nuestro padre dormía su último sueño.

Nos habían venido a buscar
por expreso pedido suyo
para vernos por última vez
y despedirse de nosotros.
Yo fui el primero en acercarme a la cama
no me animé a besarlo
estaba todo transpirado y con el rostro muy pálido.
Vos estabas detrás de mi
subida a una silla
haciéndole morisquetas
como cuando él nos sacaba fotos en Santa Teresita
durante los pocos veranos felices que pasamos
en compañía de la familia Hokama.

Y vos, querida hermana
estabas aún radiante
no palpitaste
que pocas horas después
estaríamos en una procesión
entre la sala de velatorios y el cementerio municipal
donde ninguno de los médicos oradores
podía terminar su discurso
sin que las lágrimas se mezclaran con el sudor
a causa de un abrasivo sol de mediodía.
Entre tus manos, vos tenías un pañuelito de seda.
No recuerdo a quien se lo pediste o quien te lo dio.
Gracias a aquel pañuelito, empezabas a estar en sintonía
con el asfixiante paisaje del que también formábamos parte.
Y la bola de nieve de las condolencia
y la avalancha de afectos, llegó un rato después
pero nos dejó aún más aturdidos.

Eso sí, recuerdo que verte tambaleante y bullanguera
arriba de una silla
en aquella habitación de terapia
me animó a gritar como el niño que era: ¡papá depertate!
Por eso mamá se acercó a la cama
sacudió un poco su brazo libre de suero
y elevando la voz
lo puso al tanto de nuestra visita
y fue ahí que abrió los ojos
y esa mirada profundamente triste
todavía hoy me visita en sueños
tratando de decirme algo
que no termino de comprender.

Alguna de las tías te acercó a la cama en brazos
para que él pudiera verte de cerca
pero vos empezaste a sentirte fastidiosa
pediste -moviéndote para todos lados-
que te bajaran al piso y cuando lo hicieron
te encerraste en el baño, apretando el btón
que estaba en la manija y trababa la puerta
logrando así, mi pizpireta hermana, que nuestro padre
no abandonara tan pronto el mundo de los vivos.

Pero fue ahí, ¿te acordás?, fue ahí
que saltó de la cama
como si saliera a cortar un centro con las manos
en el área chica de San Miguel Oeste
emulando a Agustín Mario Cejas
para rescatarte de la oscuridad.

Y vaya si lo lograste:
nuestro padre en pijama
corriendo por toda la sala
buscando desesperadamente herramientas
para destrabar la puerta
mientras vos seguías encerrada
expectante y risueña
regalando guturales aullidos de socorro
imperecederos junto al tiempo.


Poema del libro Sueño con lavadoras y otros poemas, Editorial Bajo la luna, 2013

martes, 18 de noviembre de 2014

Cómo escribir (y cómo no escribir) poesía - Wislava Szymborska





 
A lo largo de los años, Wislawa Szymborska ha contestado cartas de lectores que le piden consejo para escribir poesía. Aquí algunas de sus sugerencias, recopiladas en el blog de Jorge Santkovsky:

1.¿Qué tal si le cortamos las alas y escribimos a pie?

2. Necesitas otra pluma. La que tienes comete muchos errores. Debe ser extranjera.

3. Tratas el verso libre como si permitiera cualquier cosa. Pero la poesía (independientemente de lo que digamos) es, fue y será un juego. Y como cualquier niño sabe, todos los juegos tienen reglas. ¿Por qué se les olvida a los adultos?

4.El miedo de hablar con sencillez, los esfuerzos constantes de metaforizarlo todo, la necesidad de probar que eres un poeta en cada línea: esas son las ansiedades que atormentan al aspirante a escritor. Pero son curables, si se detectan a tiempo.

5. Los poemas que has enviado sugieren que no has logrado percibir una diferencia fundamental entre la poesía y la prosa. Por ejemplo, el poema titulado "Aquí", es meramente una descripción en prosa de un cuarto y sus muebles. En prosa una descripción así sirve a una función específica: presenta el escenario de la acción que viene. En un momento la puerta se abrirá, alguien entrará y algo pasará. En la poesía la descripción misma debe 'suceder'. Todo se vuelve significativo, la elección de las imágenes, su disposición, la forma que toma en las palabras. La descripción de un cuarto ordinario debe aparecer ante tus ojos como el descubrimiento de ese cuarto y la emoción contenida en esa descripción debe ser compartida por los lectores. De otra manera, la prosa se queda prosa, aunque te esfuerces en cortar las oraciones en columnas de verso. Y lo que es peor, nada pasa.


 
Fuente:

lunes, 27 de octubre de 2014

Luis Alberto Spinetta



No ves que ya no somos chiquititos ? 
No ves que el instante es enorme ? 
No ves que este cielo quebró y el concierto del aire escapó con tu piel ? 
No ves que ya no somos chiquitos ? 
No ves que ya no estamos solitos ? 
No ves que la luna nos habla ? 
No ves que el desierto se abrió 
y una flor desolada de su vientre brotó?
No ves que ya no somos chiquitos ? 
No ves que ya no somos solitos ? 
No ves que el desierto nos abre ? 
No ves que ya no estamos tan loquitos ? 
No ves que el silencio es errante ? 
No ves que este cielo quebró
y el concierto del aire escapó con tu piel?

lunes, 13 de octubre de 2014

Juana Roggero




antro

adónde quisiera salir si pudiera
del antro de adentro
estamos adentro del antro
morir allí adentro
del antro cerrado
sin puerta
respirando algo negro

quien muere quien no
ruleta rusa

se cae este techo
se cae sobre personas y estamos
como payasos idiotas ratitas
corremos yo corro para salvarme y respirar

humo

pero el techo ya no es techo
y los de afuera no sé si escuchan


* * * * 

Explota y apenas lo nota. Algo se desliza, cae y no es ninguno. Lo deseterno, la desilusión, la detonada. Algo está explotando. Duda de querer percibirlo, ahora. No le sale sentarse, y no se sienta. Descontrol de tormenta, hace un pase, teme. Aquello está roto, pero lo de ahora está estallando. No hay do que la sostenga.


Textos pertenecientes al libro Antro, Ediciones La Parte Maldita, 2014.


* * * * 

La palabra "horror" es una palabra, ¿pero existe palabra que pueda representar el horror? ¿Puede decirse lo imposible, lo que no puede ser palabra? Juana Roggero, poeta, sobreviviente de Cromañon, publicó recientemente el libro "Antro", con pasajes de alta belleza, intentando lo imposible, decir lo que no puede ser palabra. O quizás no sea imposible, y para eso existe la poesía. Quizás.

Florencia Fragasso





Postales


1

Ahora japonesas delicadas
talco
en las ojotas magras
cochecitos con bebés, la sien
se les ve
fresca


2

Otra, tal vez Alemana
del Sur gesto deslizado de placer
piel ultratumba
                        deliciosa
sacude a cabeza y él la toca
por la espalda
camina como alada
por los empujoncitos


3

Pasa una que no sé
proveniente de dónde
se acaba de cortar el pelo
-qué lindo estar de viaje y visitar
peluquerías-
se lo toca
se espía en las vidrieras
lleva bolsas



4

Como una pera verde esa mujer de Suecia
se baja del taxi, la esperaban
con beso de lengua en una esquina


5

Una
belga
se pone voladitos
que la fingen etérea

aun con esos dientes apretados de conejo


6

Cesura
por donde se cuelan brisas
la pollera de la rusa
enjuta
envarada y semi sonriente
con sorna
no llega a volarse
por San Telmo


7

murmura rumiante
como si contara
números hasta el mil
sin respirar,

la calle la tiene entre sus brazos


8

La nomenclatura de las calles la despista la
fascina generales almirantes
va anotando
en una libretita esas palabras
que suenan raro y bien

¿Qué recuerda
uno de los viajes
sino nombres?


9

cuerpo-hebra
serpenteando sutil como un bebé
en el brazo único
de una madre extraña


10

hija única
pasa y aprende
de la multitud, el silencio


11

echada
de mentira sobre la alfombra, el cielo
nuevo refleja sus pisadas
en una ciudad desconocida

tan alegremente
ella baila


12

Back home

draw the curtains, swell the chest and reposses that smell
draw the line with the hand and cross it
with the feet
unfold the packages, set
each voyage souvenir in your chest
of drawers

(De vuelta en casa

Corré las cortinas, inflá el pecho y recuperá ese olor
traza la línea con la mano y cruzala
con los pies
abrí los paquetes, distribuí
cada souvenir de viaje en tu cómoda
cajonera)

13

what does one remember from a journey
but outdoors?


Del libro Extranjeras, Ediciones Gog y Magog, 2004

lunes, 15 de septiembre de 2014

Pablo Raul Trullenque - La pucha con el hombre




                       I
El hombre nace y muere a veces sin vivir camina desde el niño al viejo sin gozar eso que él mismo le llama felicidad y si la tiene aquí la va a buscar allá. Tropieza tantas veces en una misma piedra frutas que llegan pasas sin madurar. Si tiene tira o quiere tener mucho más. Es un misterio y el de la vida al azar tiene alma de guitarra encordada de estrellas y es una falta envido su corazón. (Estribillo) Sólo se diferencia del reino animal porque es el hombre el único capaz de odiar pero mientras el hombre se asombre, llore y ría será la fantasía que Dios creó. II Es una lágrima de niño y de crespín es monte denso, copla, vida y manantial y es muy capaz de dar la vida o de matar es luz y sombra, tierra arada y arenal. La pucha con el hombre querer ser tantas cosas y nunca es más cuanto tan sólo es él. Es un camino que anda solo bajo el sol sendero trajinado de sueños y amor tiene alma de guitarra encordada de estrellas y es una falta envido su corazón.