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Al principe
si regresa el sol, si cae la tarde
si la noche tiene un sabor de noches futuras
si una siesta de lluvia parece regresar
de tiempos demasiado amados y jamas poseidos
[del todo
ya no encuentro felicidad ni en gozar ni en sufrir por ello:
ya no siento delante de mi toda la vida...
Para ser poetas, hay que tener mucho tiempo:
horas y horas de soledad son el único modo
para que se forme algo, que es fuerza, abandono,
vicio, libertad, para dar estilo al caos.
Yo, ahora, tengo poco tiempo: por culpa de la muerte
que se viene encima, en el ocaso de la juventud.
Pero por culpa también de este nuestro mundo humano
que quita el pan a los pobres, y a los poetas la paz.
Análisis tardío
Sé bien, sé bien que estoy en el fondo de la fosa;
que todo aquello que toco ya lo he tocado;
que soy prisionero de un interés indecente;
que cada convalecencia es una recaída;
que las aguas están estancadas y todo tiene sabor a viejo;
que también el humorismo forma parte del bloque inamovible;
que no hago otra cosa que reducir lo nuevo a lo antiguo;
que no intento todavía reconocer quién soy;
que he perdido hasta la antigua paciencia de orfebre;
que la vejez hace resaltar por impaciencia sólo las miserias;
que no saldré nunca de aquí por más que sonría;
que doy vueltas de un lado a otro por la tierra como una bestia
[enjaulada;
que de tantas cuerdas que tengo he terminado por tirar de una sola;
que me gusta embarrarme porque el barro es materia pobre
[y por lo tanto pura;
que adoro la luz sólo si no ofrece esperanza.
El dia de mi muerte
En una ciudad, Trieste o Udine,
por una calle de tilos,
cuando en la primaver mudan
de color las hojas
yo caere muerto
bajo el sol que arde
rubio y alto
y cerraré los parpado
dejando el cielo en su esplandor
bajo un tilo tibio de verde
caere en el negro
e mi muerte que dispersa
los tilos y el sol
los bellos jovencitos
correrán en esa luz
que recién he perdido,
volando fuera de la escuela,
con rizos en la frente
yo seré todavia joven
con una camisa clara
y con los dulces cabellos que llueven
sobre el polvo amargo.
Estaré todavia con calor,
y un muchachito corriendo por el asfalto
tibio de la alameda
me posara una mano
sobre el vientre de cristal
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