miércoles, 26 de diciembre de 2012

Raúl Gonzalez Tuñon



La aventura que tiene la llave de la calle

Como el artista adolescente de Dublín que a la aventura
iba a buscarla fuera de su casa
yo alabo a aquellos que contemplan el mundo
y como Dickens tienen la llave de la calle.

Si el gabinete es fascinante para los alquimistas,
los investigadores de la muerte y los duendes minúsculos
que habitan las botellas,
el constructor de sueños -libros, cuadernos, naciones-
debe tomar primero contacto con la calle,
penetrar en el mundo para salir de allí
con su expresión ideal, con sus diáfanos cielos
y sus oscuros fondos que alimentan diamantes.
Y quizá el gran secreto de su geometría:
el lejano y sutil origen del poema.

  *  *  *  *  *

Aquello del pasado que mantiene vigencia

El pasado muere y renace en cada generación
José Carlos Mariategui

La juventud también es un estado de ánimo
y una manera de vivir, como la poesía.
Una actitud, un pasaporte a la aventura
y a sus contradicciones y sus salvajes riesgos.
Si, ya lo sé, hay jóvenes de mente vieja y viejos
que hasta el fin mantienen su actitud, la rosa fresca
           del coraje.
Y toda rebelión impone luego su propia ley, su ritmo
y es cuando el equilibrio organiza la audacia,
distribuye los gestos de la sangre
y decanta lo que hubo de extremismo infantl
y de grito de moda en su barullo.

Cuando sabe enlazar los hechos de hoy
              -inapelables-
de la violencia y el amor,
aquello del pasado que mantiene vigencia.


Del libro "El rumbo de las islas perdidas"

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