jueves, 3 de junio de 2010

quiero que me dejes en el fondo del mar // JOAQUIN OREÑA EL JUEVES 10 DE JUNIO EN LA RATONERA



Joaquín Oreña nació un 8 de Marzo en Monte Quemado, Santiago del Estero;
"Quiero que me dejes en el fondo del mar" (ed. Huesos de Jibia) es su primer libro.
JO estudia Psicología en la UBA.



hoy ya sé

que nada extraordinario
va a pasarme

será por eso tal vez
que el ausentarse
sirva para extrañar
las cosas

las hormigas
nunca dejan de tener actividad
alimentándose
casi sin descanso de la superficie
ellas lo reconocen todo
pero la experiencia sensible
muchas veces nos engaña

a lo mejor debí
haber estudiado biología
y sentir al futuro
como dándose naturalmente

mirar a la división celular
a través de un microscopio
apropiarme
velozmente de sus colores cambiando
y luego sin más

abandonarlos

así la helada
curte nuestros labios
y es el contacto del frío
con la sangre
lo que genera ese ardor especial

cuando ves las luces intermitentes
de un avión avanzando
sobre el cielo a la noche

¿en qué te hacen pensar?

ahora que el invierno regresa
el amarillo radiante
de la estufa eléctrica
en la habitación
calienta e hipnotiza
con su temperatura artificial

los entretiempos de una época sin luz
son como un tren de carga
atravesando la llanura
sin ningún testigo para llamarlo paisaje

cuando entramos solos al mar
allí donde los pies no se pueden ver
tampoco
se sabe muy bien lo que pasa



















































[ that`s it ]



algo pasó ayer
pero todavía no me puedo dar cuenta

yo sé
que me implica directamente
suave
como las nubes negras
cómo el futuro es desnudarnos sobre la cama

¿por qué
a veces los árboles dejan de existir
y no hay ningún rayo de luz
furioso
alimentándonos?

la culpa
serà de los pulmones
cuando en su soledad
ellos quieren que la sangre se torne azul
y sea fría

que rápido
podemos apropiarnos de la temperatura exterior
al dominar lo circundante

si un día de sol olvidado
parece querer hablar
te quedás dormida mirando en silencio el paisaje
para entender
que en realidad se mueve

y ya no precisa de nosotros para existir

de qué color
elegirías que fuesen nuestros ojos
cuando tengamos la boca húmeda
y sea ya la sed
la última hora verdadera












[ el futuro ]



hoy tenés ganas
de dejar secar las flores
a propósito

dormir
todo lo que dure el día
hasta que la caida del sol
haga aparecer la noche

aunque en unas vacaciones afortunadas
podamos conocer la nieve
vayamos a una playa
o al rincón más alejado de la selva
las cosas no cambian demasiado

al respirar
el oxígeno se degrada
y en nuestras exhalaciones de aire
eliminamos un deshecho cada vez

algo que a nuestro organismo no le sirve

cuando veas a las personas
caminando por una avenida
mirando las vidrieras de los negocios
o simplemente estén ansiosas
por poder cruzar la calle

tratá de pensar en eso

y después olvidatelo muy rapidamente




















algunas notas sobre el mar

cuando comen los leones
nosotros
siempre estamos durmiendo

Alaska con su nieve
no dice nada
y el cielo parece cerrarse
pálido y mórbido
como una ilusión

entonces nos damos cuenta
de que sólo somos una parte
de todo lo que hemos encontrado
al descubrir las imágenes de nuestro propio miedo

el sol
es una máquina viva
un globo tan ardiente
que apenas estamos destinados
a habitar este pequeño planeta

¿alguna vez sentiste
el olor de la brea
fundiéndose en una construcción

el ruido de una topadora
trabajando
sobre el cemento?

porque es en esa zona oscura
donde la vida se separa sin remedio
para que podamos pensar en los árboles

ese dolor
y esa felicidad
son el esfuerzo motor que realizan los ojos
para no dejar de ver


*


al mirar
unos maniquíes en ropa interior
como pequeñas siluetas de mujer en una vidriera
solamente pensás en ella

el sexo es un animal encerrado en el zoológico
al que visitamos cuando abrimos su jaula
para estudiar la evolución



[ el amanecer ]



no quiero salir más a la calle

no quiero
componer más pequeños dramas
ni tomarme el trabajo
de imaginar lo que seria
conocer la guerra
o cabalgar al viento

¿qué es lo que hace
que nuestras neuronas sean valiosas

o más consideradas
que el cristalino
de un ojo negro y benévolo?

en la soledad, en el silencio, en la luz
el hombre
se carga de energía mental

y a partir de ahora
el espíritu de todos los niños
va alojar una voz
una orden:

sucumbir al desinterés
al dictamen
de un dios cansado

construir un gigante de hielo
para que la naturaleza
se adapte por fin al hombre


*


a veces
cuando tengo ganas de cerrar
una puerta por última vez
fantaseo

que en el interior de esta cámara helada
donde llevamos cuerpos de animales
para después comer
yo podría
acercarme al momento preciso
en que la piel se pone rígida
y cambia de color
inesperadamente

aquí dentro
bien abrigaditos
con las luces apagadas podríamos poner música
y bailar

ahora entiendo
porque este frigorífico
que veo desde la ventana
se llama “el amanecer”

pero las novelas románticas
son algo mucho más árido
que una serie de desencuentros emocionales

no tenemos ninguna teoria sobre el futuro
pero nos gusta tanto la carne
y masticar

somos una especie maravillosa

lo violento es que no podamos
darnos un beso en la boca
pensar

qué hermoso seria que tuvieses un secreto
y no necesitaras contármelo

domingo, 30 de mayo de 2010

viernes, 28 de mayo de 2010

JUEVES 10 DE JUNIO, 22 HS EN LA RATONERA: CORRIENTES 5553


A modo de manifestación
"Papeles Blancos" nace como grupo a mediados del 2009, como un devenir inevitable tras innumerables reuniones en la que sus integrantes se convocan espontáneamente alrededor del prolífico y contagioso taller de Osvaldo Bossi y Walter Cassara (poetas, referentes y compañeros de ruta) quienes los adentraron en este ejercicio de "callar y decir".

Formado por Graciela Aranda, Nahilí Jarcovsky, Patricio Foglia, Maximiliano Paz, Jorge D'Alessandro, Martin Quiroga Barrera Oro, Andres Lewin y Fernando Graneros, el clan de poetas desconoce el triunfo o la derrota de la palabra, suponiendo que en el "juego" de escribir se gana y se pierde, pero aún así siempre existen poesías que nos llaman a convidar, traficar o compartir.

Hacia diciembre de 2009, el grupo abandona la clandestinidad para realizar una serie de eventos ocasionales en los que buscan traducir su constancia poética y la necesidad de compartirla de distintas formas. Con base en La Ratonera Cultural (Avda Corrientes, 5552, Villa Crespo), "Papeles Blancos" aborda un ciclo de poesía en el que tras un decorado músical vanguardista y clásico a la vez, conviven nuevas voces en combinación con renombrados poetas de buen corazón y palabras justas.

De diciembre a esta parte han participado de las dos primeras ediciones del ciclo, los poetas Osvaldo Bossi, Paula Jiménez y Tomás Maver; y la música de los tangueros de Maldición Maleva y el grupo DeTrío Vocal. Textos, imágenes y entrevistas especiales a cada poeta se reúnen en el material que dia a día compila el grupo en su blog.

De cara a su tercer evento, previsto para el 10 de Junio próximo, con participaciones de Alicia Genovese, Joaquin Oreña, Daniela Camozzi como poetas invitados y las canciones de Bárbara Gilles, el grupo planea consolidarse como una opción poética, algo tan personal como una valiente persecución en voz alta.

Contacto: papelesblancos2010@gmail.com
Hacemos la amistad: http://www.blogger.com/

domingo, 16 de mayo de 2010

ALICIA GENOVESE





Alicia Genovese (1953) Nació en Lomas de Zamora, Pcia. de Buenos Aires.
Publicó: El cielo posible (El escarabajo de oro, 1977); El mundo encima (Rayuela, 1982); Anónima (Último Reino, 1992); El borde es un río (Libros de Tierra Firme, 1997); Puentes (Libros de Tierra Firme,2000); Química diurna (Alción, 2004). Ensayo: La doble voz: poetas argentinas contemporáneas (Biblos, 1998). Residió, a fines de los 80, en EEUU, donde se doctoró en Literatura Latinoamericana, en la Universidad de Florida. En 2002, obtuvo la Beca Guggenheim.



ANÓNIMA

vete Federico a la cruzada
si regresas
asaré carne de venado
y sonrreiré junto al fuego
al verte desgarrar
un muslo entre los dientes
tu barba crecida
con olor a pólvora


vete a mí me toca
raspar con arena
el tizne en la marmita
cuidar a los niños
de la fiebre azul
cuídate tu también
del escorbuto


ojalá tengáis tiempo
de inventar la penicilina

vete tranquilo
los hombres que se quedan
rimarán mi lamento
y mi dolor suspendido
de un gancho

como una res
o una brillante cacerola


(de Mujeres, Anónima, 1992)




PUERTO MADRYN

Arremangarse los vaqueros
que descalza
la playa se amolda
a los pies;
el mar es intratable
en la extensión fría, pero la arena
húmeda recibe
Resta un tramo de caminata
hasta los barcitos de la costa
y el mediodía invade el aire
con el olor a pescado
frito, fresco
La bajada trae
el alerta, el imprevisto
moverse de los cangrejos
y ráfagas heladas, impensables
para dormitar el cansancio;
anárquicas levantan
en la sequedad de los médanos
restallantes remolinos
Mientras encuentre plácida
esas andanadas
-se dice como quien
se mide en lo externo-
la carne no será crespuscular
La caparazón de un erizo
fráfil pero intacto
toca en su bolsillo,
una mesa afuera busca, dispuesta
a la intransigencia con el viento,
servilletas para escribir
o entrar a espiraladas sensaciones
Pero todavía, no se ha ganado
ese instante de compensación
punzante o maravilloso
que traspasa la simpleza;
nada aún sino el foco
sobre algunas acciones mínimas,
accesos que tientan
rugosos paralelos
Sólo el movimiento que ablanda
y desmarca
y deja que llegue
lo real, el mediotono inoculador
de la caminata y el día,
la escalera solar por donde reptan
sus animales nocturnos
Nada sino el tiempo sorbido
en los olores
en la erosión tangible de la playa;
nada excepto el momento
en que las cosas suceden.


(de Química diurna, 2004)



todo extraído de POETAS ARGENTINAS(1940-1960), ed. del Dock, 2006.

lunes, 5 de abril de 2010

Fernando Graneros

sobre este río no nacemos
solo dejamos de morir
por un instante
extraños los dos
nos asomamos a una vista
provincial y austera
que despereza el cauce
de un río musical.
húmeda siesta
la corriente solo conduce
barro al barro
y en su profundidad
nuestras piedras
debieron ser adormecidas
por este ritmo
confuso y liberador

jueves, 1 de abril de 2010

Tomás Maver ¿quién es?

Nace en Buenos Aires en 1985,
"Yo, la incesante nieve" es su primer libro escrito y publicado







La hamaca te llevaba y te traía en la tarde.
Lo recuerdo
como si no te estuvieras por ir a Alemania
para hacer algo con tu vida,
como decías vos.

Yo te veía ir y venir, y tenía la impresión
de que le robabas algo al tiempo,
buscando las pruebas de su existencia
porque ¿quién entiende bien cómo
pasa tan rápido una tarde o un año?

De vuelta en casa, preparaste un submarino,
tus ojos parecían los de una fiera
dando vueltas alrededor del fuego.

En ese momento sentí oscuramente
que aquello que podríamos llamar “aprovechar
el tiempo”, para vos era una abstracción,
un vaivén que no nos toca,
y entonces pensé:
¿Por qué no ver al tiempo
como otra barra de chocolate
disolviéndose en tu taza,
como algo que una cucharita podría atravesar
una y otra vez
dejándonos un resto dulce
en las tazas aún tibias?







Cuando había cáscaras por el suelo
y sartenes definitivas
y la vejez entorpecía los cuchillos
y tus lágrimas apagaban las hornallas
cuando te dejé en manos de esa derrota
y dijiste: -No te pude hacer la tortilla, hijo.
Así, con semejante disciplina en la ternura
nutriste mi corazón desorientado.

Ah, si me pudiera quedar con lo que me diste
aferrado al fondo de cebolla de tus caricias
batiendo claras y yemas en la niñez que forjó tu cocina.

Pero quizá he sufrido a tu lado
la paciencia de tus manos,
que toda tu jubilación entrara en un frasco
que no te protegieras de la hostilidad de mi madre
que te lastimaba y me lastimaba.

Cuánta cuchara, cuánto plato sin mi porción
cuánto cuidado de no tocar ollas ahora frías.

Era tanta tu infancia que no creíste
que íbamos a tener tiempo de crecer, abuela.

Hoy, que te amo de adulto
pero que sigo temiendo de niño
vuelvo a ayudarte a preparar la tortilla
esperando que no nos reten
por haber dejado los platos sucios.








LA ESCONDIDA

a)
Voy a contar hasta diez
y cuando termine

no sabré dónde están.
Voy a buscarlos

y encontrarlos antes
de que aparezcan

tocando esta pared
como sombras que fueran reflejo

de otra duda.
Tomar esas apariencias

por sorpresa
y que se den por vencidas,

que sean sólo chicos.
Y al darme vuelta no esté solo

y sigamos jugando.


b)
Ya terminó el conteo
y viene por mí.

Todo este tiempo planeé
lo que voy a hacer.

No lo perdí de vista.
No perdí la cuenta.

El que espera nunca pierde
la cuenta.

Yo, que sé dónde estoy,
voy a actuar.

Sin embargo no puedo moverme
del escondite aún,

de esta espera que me oculta
y atrapa.

Todavía no debo espiar. Cuidado.
¿Cuándo salir, cuándo correr?

¿Y si creo que sigo jugando
mientras ellos me olvidan?


a)
¿Dónde está? Por favor
que tengo que encontrarlo.


b)
Cuánto tarda... Por favor
que tiene que encontrarme.








Al fondo de lo que quiero decir
hay algo que no se mueve.
El peso de la sed
el temor de morir ahogado
lo hacen apenas parpadear.

¿Será cierto que nunca sintió la lluvia en su lomo
y desconoce la luz de la luna?
¿Es verdad que no puede hablar?

Las redes que buscan sacarlo a flote
vuelven con tejidos que no parecen decir nada,
vacías y llenas al mismo tiempo.

No va a dejarse pescar.
No quiere saber nada con ese entramado
que lo devolvería al mundo
por fin visible y terrible.

Los testimonios alojados en la cavidad de sus ojos
se hundirán más y más
desdeñando las señales de luz
que brillan en los anzuelos.

Sobre la superficie
quedan estas redes de preguntas
que van una y otra vez al fondo
y vuelven con algas y amapolas y pequeñas
embarcaciones apenas entrevistas.