Durmiendo de día
al abrir los ojos
los sueños se pierden
como una descarga eléctrica
y el humo que sale de mis pestañas
se desvanece con los fantasmas en la luz
duermo de día
espero la noche
mi cama se niega a soltarme
con sus frazadas me atrapa
tomando la forma de mi cuerpo
despertar solo
es como perderse en un desierto
el agua que crees ver
no es más que la misma arena
que te raspa la garganta
pero al lado de tu cuerpo
la naturaleza es aun más salvaje
y tengo ganas
de que cada respiración
sea como un tornado
que vuelve a enredarme los cabellos
* * * * * * * * * * * *
Mirando el techo
me quedo en la cama
por un momento intemporal
dejando que el afuera
gire alrededor de otros
en un cubo tridimensional
cavilo boca arriba
y esa placa de cemento
que cubre el cielo
me pesa
a veces algún bicho
se posa en la pintura
y según la posición de mi cuerpo
decido si lanzarle o no
algún zapato
las persianas filtran
radiaciones solares
iluminando las partículas de polvo
se cuelan también las ondas disonantes
con tono tenebroso
de una masa en movimiento
y yo naufrago en las frazadas
sin intención de levantarme
* * * * * * * * * * * *
Regocijado en la pereza
no pretendo alterar algo
ni dejar descendencia
pero quiero seguir mirando
rascarme la barriga
mientras el sol
atraviesa mis ventanas
el viento hace flamear las cortinas
también mis hojas
y las vibraciones de los parlantes
marcándome el ritmo cardiaco
haciendo nada
mientras todo está encendido
mudo el televisor
transmitiendo la hecatombe
navego en el computador
sobre una silla giratoria
deseando un aire acondicionado
Daniel Oblitas nació en Lima (Perú) en 1983. Céfiro labial (Huesos de Jibia) es su primer obra publicada.
-
No hay comentarios:
Publicar un comentario